lunes, 24 de junio de 2013

Jonathan y Tabitha


El sol calentaba la melaza roja, liberando aromas crudos. Heridas de carro en la tierra, regresaban, vencidas, a su lugar de origen. Dos viejos enemigos en el camino, perdidos por el mal de plomo. Y, allá en la loma, el cadáver de la última de aquellas alimañas. De todos los seres que yacían en aquel pudin de moscardas, solo uno parecía pertenecer al género humano. Se acercó a él, echó su sombrero a un lado y comprobó si le quedaba algo de vida.

lunes, 17 de junio de 2013

Jonathan Woodheart (5)


Aún recelaba de la arena seca, las hierbas amargas abriéndose camino en la roca, los árboles erguidos en solitario, últimos testigos del que había sido su hogar y, por encima de todo, el implacable sol que proyectaba, burlón, la ilusión fresca de su propia sombra. Pese a todo, estaba feliz, con las marañas tejidas durante años abandonadas en los dedos leñosos del frondoso bosque. Sonriendo al ver en sus manos el regalo que acababa de recibir.

lunes, 10 de junio de 2013

Tabitha Seanlan (5)


El Sol doblaba el aire, torciendo imágenes en el horizonte. Plantas cerradas, verdinegras, se alzaban con espinas grises sobre el árido suelo arenoso. Un mar amarillo rodeado de oasis ilusorios, invadido por fino polvo que se aferra a las ropas del extraño, penetrando en la nariz hasta crear costras pastosas en el pórtico de la garganta. El caballo seguía, ojos anclados al suelo, hasta que, al fin, aparecieron deformes, las primeras casas de madera.

lunes, 3 de junio de 2013

Jonathan Woodheart (4)

Junto al fuego, de poca llama y brasas dispersas, sacó el cuaderno y se dispuso a repasar sus notas. Al otro lado permanecía su compañero, alejado de la luz, siempre expectante. Refugiado en su manto pardo; silencioso, erguido, escrutando el terreno con aquellos grandes e impresionantes ojos; de rostro calmo y mirada absorbente. El guerrero ancestral capaz de tomar las armas cuando late la guerra y volver a la paz sin daño alguno en el alma.